mayo 17, 2016

Entendiendo la 'Gravedad'...

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Tras diez años de carrera, cuatro álbumes de estudio y un constante girar por media Europa Central –que quede dicho que su gira más extensa por nuestra patria fue allá por el mes de septiembre de 2013, en la que hicieron un repaso exhaustivo de nuestro circuito de salas- Hellsingland Undeground siguen intentando hacerse un hueco en el corazón del oyente en su apuesta por el rock de reminiscencias sureñas  con acento sueco.

Han sido cuatro años desde su anterior trabajo de estudio, el monográfico y conceptual Evil Will Prevail –del que en su día hice reflejo en estas páginas-,  pero  he de decir que, tras la atenta escucha de Understanding Gravity, la espera ha merecido la pena.

Charlie Granberg se ha erigido definitivamente, por si quedaban dudas al respecto en los anteriores trabajos de la banda, en un erudito narrando historias, en las que el denominador común es la introspección propia intentado siempre expresar sentimientos, propósitos y pensamientos. Aunque la temática varia entre temas, el catalogo de relatos nos ilustra sobre el dolor de la realidad cotidiana –injusticia, guerra, insolaridad… -Earth’s Gonna Shake –, el desencanto que produce la pérdida de la inocencia –As Dreams Go By- la satisfacción de sentirse apreciado por la audiencia –No Regrets- o el amor sin límites por su profesión –Dizzy Johsson & The Roberts- .

En cuanto al catalogo de sonidos, el trabajo de fondo es importante y aunque la aportación de cada miembro de la banda es notable y evidente, cabria destacar la aportación melódica de Peter Henriksson y Mats Olsson a las guitarras; quienes constantemente se dan réplica, en los abundantes pasajes instrumentales que se suceden a través del disco al más puro estilo de las jambands de los setenta, recreando constantemente momentos ilustres que parecen vividos en clásicos del género, como el Brothers & Sisters de los Allman Brothers o en el Hurry Sundown de los Outlaws.

Un trabajo en el que los pensamientos positivos vencen a la negatividad y a la oscuridad de la realidad injusta. Un álbum encantador que emana blues, rock, soul… pero sobre todo, corazón.

mayo 03, 2016

Diamantes y diamantes...

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El rock & roll, el folk, el bluegrass, las melodías conmovedoras que evocan recuerdos de una infancia añorada o de una adolescencia que prometía mejores expectativas futuras confluyen en Diamonds & Gasoline, acercando al urbanita a los ambientes campestres, a los pequeños núcleos rurales que se diseminan hacia el sur de la línea Mason-Dixon, ilustrándole sobre la naturaleza de la vida sureña, sobre la realidad de habitar un espacio a menudo vapuleado por la desgracia y por la fatalidad.

La armonía con la que se conjugan los temas que forman parte de este álbum de enternecedoras canciones, se desplaza a lo lardo de su minutaje con una doble dicotomía de sensaciones: de un lado, la melancolía con la que Evan Felker –voz y principal compositor- desgrana estrofas y melodías para intentar ilustrar sobre las propias sensaciones y vivencias, hechos anecdóticos o acontecimientos de la cotidianeidad campestre; de otro, el orgullo y la satisfacción – evocados fundamentalmente por la riqueza melódica del tejido instrumental con el que están construidas las composiciones- de ser el poblador de unas tierras de belleza sin parangón, ricas en vastos campos de yermas praderas.

El folk puramente reivindicativo de Woodie Guthrie se mezcla con las peculiaridades sonoras con las que el country se acuña bajo la línea de Stillwater (a.k.a. Red Dirt Movement) para dar vida a un conjunto de canciones que se entrelazan formando un todo, un único concepto, en el que cada elemento se hace imprescindible y sirve para introducir al siguiente e inmediato; obligatorio se hace en cada escucha pasar una a una, desde Every Girl, 7 & 7, 1968, Down In Washington… hasta llegar al Long Hot Summer Days de John Harford.

Un álbum profundo, cautivador, emocionante, dulce y gratificante, en el que la frescura emana de cada nota para reconfortar al espíritu. Dulce y triste como los primeros días de primavera.

abril 26, 2016

The Steepwater Band. Porta Caeli. Abril 2016.

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Quizás la noche de un lunes no sea la más apropiada para programar y ver un concierto, con el inicio de semana y de la rutina anodina, aunque esta cuestión creo que es poco importante para los musiqueros de pro y más cuando lo disfrutado fue propio de  un sábado noche. Pese a la exigua concurrencia -25 o 30 personas a lo sumo, algo que ya se ha convertido en habitual en este tipo de eventos- el respetable supo aportar el feedback necesario para que Jeff Massey, Tod Bowers, Joe Winters y Eric Saylors  pusieran toda la carne en el asador.

El show estuvo fundamentalmente compuesto de los temas de su último trabajo de estudio Shake Your Faith, en el que, dicho de paso, se aprecia una evolución musical hacia otros terrenos sonoros más alejados del blues y más cercanos al rock, en la que los medios tiempos mandan y en los que la incorporación de Eric Saylor, a la guitarra y Lap Steel, han liberado un tanto de la carga rítmica a Jeff Massey – faceta en la que tanto Tod Bowers como Joe Winters siguen teniendo un importante papel protagonista- poniendo a su disposición más espacios libres dónde explayarse en su faceta solista.

Abrieron el bolo, con introducción pregrabada incluida, con Shake Your Faith, al que fueron sumando Walk In The Light, Ain’t Got Love, Mamma Got To Ramble, intercalados con algún tema de su anterior trabajo de estudio – Clava – como Off The Rails o Come On Down. Sonaron también, para deleite de la concurrencia, una poderosa versión del Cinnamon Girl de Neil Young y el Stray Cat Blues de los Stones, seguidos de un High & Humble que puso el punto álgido de la velada. Los bises, para rematar, estuvieron tejidos con urdimbre stoniana –en alusión al super clásico Get Yer Ya Ya’s Out- sonando una versión del Love In Vain, en el que Eric Saylors hizo una estupenda labor a la Lap Steel y del  Simpathy For The Devil, que fue coreada por el respetable de principio a final.

Cien minutos gustosos de Steepwater Band que supieron a poco; pero que han contribuido, con la recarga de sensaciones positivas, a poner otro color a la semana. En espera del próximo avistamiento y para poner en antecedentes a posibles espectadores de Shake Your Faith Tour, unos vídeos más abajo. Espero que os gusten.







abril 16, 2016

Pan y circo.

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Creía conocer, o al menos intuir, cuales eran los enemigos actuales del rock and roll, los demonios que le están dejando postrado y que están eclipsando a las musas para dejar al género prácticamente inerme… La actualidad manda, la electrónica se ha impuesto hasta en el negocio musical; las nuevas generaciones han elegido como banda sonora de sus vidas el house, el tecno, el hip hop… desplazando a los sonidos que en su tiempo fueron bandera de muchas generaciones de jóvenes que, -creo- como las actuales, perseguían el objetivo de convertir este mundo en un lugar mejor para vivir.

Ya casi me había acostumbrado a las motivaciones que se suelen esgrimir para poner justificación a la situación –musical- actual; falta de innovación, las lasas posibilidades de reinvención o refundación del género, blah blah blah…, pero hoy es como si me hubiesen puesto una banderilla, al conocer que el pan y circo también se impone y se postula como un potencial enemigo de la música, esta vez en directo, pues el gran evento Manchester City-Real Madrid modifica las fechas en las que la Steepwater Band pasa por la piel de toro. Se que me estoy metiendo en terrenos más pantanosos que los del Delta del Mississippi, pero el cabreo actúa como impermeable.

Me enfada vivir en un país en el que el espectáculo mediático y económico es capaz de desplazar a la cultura, hasta creo entender que haya quién utilice el bálsamo que el stablishment político sirve para acallar conciencias y suavizar pensamientos, cada uno es libre de divertirse o aliviarse con lo que quiera; pero creo que lo que nunca entenderé es que un show así pueda equipararse o superponerse a cualquier contenido en el que el arte esté presente, a algo que nace del pensamiento para tratar de enriquecer la vida de los demás.

Para evitar oír lo que tantas veces escuche: ‘…a mi me gusta el fútbol como a ti la música’, por favor, poned el vídeo a suficiente volumen.

Qué país… César, dales pan y fútbol…


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